Entrevista Dr.Javier Valencia,Día Mundial de la Prevención de Cáncer Colorrectal

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Dr. Javier Valencia Julve

Medico Especialista en Oncología Radioterápica

Hospital Clínico Universitario (Zaragoza)

 

¿Cuáles son los principales factores de riesgo del cáncer de Colorrectal?

En primer lugar hay que tener en cuenta que la mayoría de los tumores colorrectales se originan a partir de los llamados pólipos adenomatosos o adenomas. Aunque menos de un 5% de los pólipos progresaran a cáncer, se estima que el 90% de los tumores se han iniciado de esta forma. Si bien no todos los pólipos tienen el mismo riesgo de malignización, dependiendo del número de pólipos, del tamaño y la histología, su hallazgo en la colonoscopia obliga a su extirpación y análisis posterior.

A partir de ahí, el desarrollo del cáncer colorrectal viene favorecido por la interacción de varios factores, destacando la dieta, el estilo de vida y el componente genético.

En cuanto a la dieta, en distintos estudios se ha relacionado el consumo excesivo de carne procesada y/o muy hecha con el desarrollo de un cáncer colorrectal, así como una ingesta escasa de dieta rica en fibra y productos lácteos, los cuales ejercerían un efecto protector.

Nuestro estilo de vida actual, escaso en ejercicio físico básico, como caminar, el sobrepeso y el excesivo consumo de alcohol y tabaco, también parecen estar relacionados con el cáncer colorrectal.

Y respecto al componente genético o hereditario, en el cáncer colorrectal, al igual que en otros tipos de cáncer, se ha demostrado un incremento de la incidencia en personas con antecedentes familiares de cáncer colorrectal, si bien estos tumores suponen un 20-25% del total, y en el 75% restante, no encontramos dicha asociación. En estos casos, nuestros hábitos dietéticos y de estilo de vida son los principales responsables de su aparición.  Sólo un 5% de los cánceres colorrectales son hereditarios.

En los países industrializados se ha incrementado la incidencia de cáncer Colorrectal en los últimos años. ¿A qué se debe este fenómeno?

Como decía antes, son varios los factores de riesgo asociados al cáncer colorrectal, y el incremento en la incidencia durante los últimos años, lo deberiamos atribuir posiblemente a los hábitos de vida (sobre todo alimenticios) adquiridos en nuestra sociedad.  Me refiero al consumo, a menudo excesivo, de carne procesada, al abandono de la dieta mediterránea, rica en frutas y verduras, así como nuestro creciente sedentarismo, bien sea por “falta de tiempo” o por comodidad.  Esto, además, conlleva sobrepeso, también relacionado con el desarrollo de un cáncer colorrectal.

¿Cuáles son los signos o síntomas que nos pueden hacer sospechar de la presencia de esta enfermedad?

Hemos de tener en cuenta que, durante las fases más precoces, no suele aparecer ninguna sintomatología por la enfermedad.  Cuando comienza a dar síntomas, el más frecuente suele ser la rectorragia (emisión de sangre roja por el recto) o la hematoquecia (presencia de sangre en heces).  También la alteración del ritmo intestinal habitual debe de ponernos en alerta, alternandose días de estreñimiento con días de deposiciones abundantes y de consistencia disminuida o incluso líquidas.  Otro síntoma frecuente es la aparición de dolor abdominal, generalmente de baja intensidad y que cede con la emisión de gases o heces.  En estadios más avanzados, la pérdida de peso y la hiporexia (disminución del apetito) son síntomas asociados.  El hallazgo de anemia ferropénica en una analítica de rutina  también puede ser un signo indirecto de un tumor colorrectal.

En ocasiones (las menos), la presentación de la enfermedad es brusca, en forma de dolor abdominal intenso, acompañado de naúseas y/o vómitos y ausencia de deposición y de emisión de gases.  En este caso hemos de sospechar una obstrucción intestinal, asociada o no a perforación, y debe considerarse una urgencia, y tratarla como tal.  En otras ocasiones, la perforación provoca una fistulización a otro órgano vecino, como la vejiga, con la consiguiente emisión de gases y heces por orina.  Afortunadamente, en la mayoría de los casos el diagnóstico se realiza en etapas más iniciales de la enfermedad y estos síntomas y signos no llegan nunca a aparecer.

¿Cuál es la situación actual de los pacientes con cáncer Colorrectal?

Como en otros tumores, el estadio en el que se diagnostica la enfermedad es crítico a la hora de establecer el pronóstico.  Así, los pacientes con canceres colorrectales en estadios precoces tienen una supervivencia entre el 80 y el 90% a 5 años, mientras los estadios localmente avanzados (con ganglios afectos, pero sin metástasis a distancia), se sitúan en torno al 50% a 5 años.  En caso de los pacientes en estadio IV (con metastasis a distancia), el pronóstico es más sombrío.  No obstante, la aparición y generalización de nuevos fármacos, la introdución y mejora de las técnicas de radioterapia, así como la mayor agresividad quirúrgica en pacientes llamados oligometastásicos han mejorado también notablemente su supervivencia, en un intento de cronificar la enfermedad.

A pesar de tratarse de uno de los tipos de cáncer con mayor índice de mortalidad, la detección precoz del cáncer colorrectal favorece un buen pronóstico de la enfermedad. ¿Cuáles son los mejores hábitos de vida y el tipo de alimentación más adecuada para prevenirlo?

Como ya he comentado antes, evitar el consumo excesivo de carnes, aumentar la ingestas de frutas, verduras, leche y derivados lácteos, y realizar asiduamente ejercicio físico, lo que a su vez evitará el sobrepeso, son la mejor manera de disminuir el riesgo de padecer cáncer colorrectal.  Además, evitar los llamados hábitos tóxicos, es decir, tabaco y alcohol, también nos ayudará a minimizar su aparición.

Y puesto que el desarrollo del cáncer, en un 85-90% de los casos, va precedido de la aparición de pólipos, las pruebas de cribado son fundamentales.  En concreto, el test de sangre oculta en heces y la colonoscopia, la cual nos permitirá, no sólo descartar o confirmar la presencia de dichos pólipos, sino también su extirpación y análisis, para determinar el riesgo de malignización.  O bien, detectar tumores precoces, donde como ya hemos comentado la probabilidad de éxito de los tratamientos ronda el 90%.

La investigación y los estudios continuos están cercando cada vez más a esta enfermedad. ¿Cuáles son las innovaciones más destacadas de los últimos años en el tratamiento y prevención del cáncer colorrectal?

Realmente es difícil enumerar todas las novedades aparecidas recientemente en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de colon, ya que abarcan a distintos aspectos de la enfermedad.  Así, podemos hablar de los nuevos fármacos “anti-diana”, dirigidos específicamente frente a marcadores de células tumorales, con una altísima eficacia en determinados subgrupos de pacientes y con un bajo perfil de toxicidad.

Desde el punto de vista quirúrgico, la generalización de la cirugía laparoscópica ha disminuido considerablemente las complicaciones postoperatorias, así como las estancias hospitalarias.  Además, como ya he comentado previamente, se ha incrementado la agresividad quirúrgica en pacientes con tumores que desarrollan metástasis, bien sea al diagnóstico o durante la evolución de la enfermedad, lo que permite resecar con éxito lesiones hepáticas o pulmonares de pequeño tamaño o en número limitado, mejorando notablemente la supervivencia de estos pacientes.

Cuando no es posible la cirugía, la radioterapia y concretamente una de sus técnicas más novedosas, la SBRT, puede ser una alternativa eficaz para la ablación de estas lesiones metastásicas.

También la realización de cirugía local tras radioterapia o radio-quimioterapia abre nuevas vías de investigación y tratamiento, especialmente en el cáncer de recto, donde el uso del tratamiento previo a la cirugía y la buena respuesta alcanzada (en un 20% de los pacientes se obtiene respuesta completa) nos hace cuestionarnos la necesidad de una cirugía convencional, y quizás sea suficiente una extirpación local de la lesión residual o del lecho tumoral.

Tampoco nos debemos olvidar de las innovaciones diagnósticas, como la mejora de las técnicas de imagen, TC y Resonancia, o la utilización del PET-TC, el cual nos permite estadiar con mayor seguridad a los pacientes y así ofertar el mejor tratamiento para cada caso, y la eco-endoscopia rectal, especialmente útil en la estadificación local de los tumores rectales.

En fin, que tanto desde el punto de vista de diagnóstico como de tratamiento, los avances han sido notables en los últimos años, y se sigue investigando, como ya he dicho, para intentar convertir al cáncer colorrectal en una enfermedad crónica.

¿ Cual es el papel de la Oncología Radioterápica en el tratamiento?

En los últimos años han sido numerosas las innovaciones tecnológicas que han aparecido en nuestra especialidad, mejorando considerablemente el índice terapéutico de la radioterapia, y permitiendo tratar de forma radical lesiones que en otro momento eran consideradas inabordables.

La incorparación de estas nuevas tecnologías, como la IGRT (Radioterapia Guiada por Imagen), la IMRT (Radioterapia con Modulación de Dosis) o la arcoterapia, han aumentado notablemente la eficacia de la radioterapia, es decir, que se consiguen los mismos buenos resultados en cuanto a respuesta del tumor, minimizando la toxicidad provocada al paciente, permitiendo esto investigar la posible escalada de dosis, la cual nos llevaría a un mayor control de la enfermedad.

Destacar la SBRT, una técnica que permite irradiar con una precisión milimétrica (casi como un acto quirúrgico) pequeñas lesiones a nivel hepático, pulmonar, óseo, etc, cuando la cirugía se ha desestimado por cualquier motivo.

Pero, sin duda, uno de los mayores avances de los comentados ha sido la incorporación de la radioterapia de forma sistemática al arsenal terapeútico frente al cáncer colorrectal, si bien su mayor campo de acción es el cáncer de recto, donde su uso rutinario, previamente a la cirugía radical, ya sea o no en combinación con quimioterapia, ha provocado un giro drástico en el pronóstico de la enfermedad.  En nuestro Servicio del Hospital Clinico de Zaragoza, esta es una técnica estandar desde el año 2000, con resultados excelentes en cuanto a control local y toxicidad.

En resumen, la radioterapia se convertido en una parte fundamental del tratamiento del cáncer colorrectal